miércoles, 21 de agosto de 2013

EL CERDO Y EL CONEJO

Había una vez un cerdo que vivía en un bosque con la familia, con quienes departe cada mes una cena muy especial. El señor cerdo siempre que se acercaba el día de la cena iba al mercado del pueblo en búsqueda de los alimentos para la cena y ese día fue al mercado y compro todos los alimentos para la cena. De regreso a la casa y en medio del bosque se le partió una de las bolsas en donde llevaba zanahorias y no se dio cuenta de lo sucedido.
En ese momento pasaba un conejo por el lugar y vio al cerdo pasar con unas bolsas  de alimentos pero el conejo se dio cuenta que al cerdo se le había caído una gran parte de la zanahoria. De inmediato el conejo corrió hacia donde el señor cerdo para avisarle de lo ocurrido con las zanahorias. Cuando el conejo llego le dijo:
¡Espere un momento señor cerdo he notado que en el camino se le ha caído una gran parte de su zanahoria!
El cerdo miro las bolsas y le dijo:
¡Como me pudo suceder eso!
El conejo le responde:
¡Seguramente alguna de las bolsas no soporto el peso y se rompió!
El cerdo le respondió:
¡Si puede que sea cierto!
El cerdo de inmediato le dijo:
¡Acompáñeme a recogerlas!
 De modo sonriente regresaron al lugar en donde se encontraban las zanahorias. Al llegar al lugar el cerdo le dice al conejo:
¡Me hace el favor de ayudarme a recogerlas!
El conejo sin pensarlo le dijo:
¡Claro amigo!
El conejo sonriente le ayudo a recoger una por una las zanahorias y las metió en una bolsa. Después el cerdo le dice:
¡Gracias por ayudarme a recogerlas y por avisarme de lo ocurrido!
El conejo le respondió:
¡Estamos para ayudar!
De inmediato el conejo salió hacia su casa mientras el cerdo pensaba en como recompensar la ayuda que le había ofrecido el conejo. Entonces pensó por un rato y posteriormente lo llamo y le dijo:
¡Hágame el favor como te puedo recompensar lo que ha hecho por mi!
El conejo le respondió:
¡Tranquilo estamos para servir!
El cerdo le dijo:
¡Ya se lo invitare a mi casa, hoy hay una cena especial en mi casa me puede acompañar!
El conejo le respondió:
¡Bueno tanta insistencia que ha tenido usted conmigo, le aceptare la invitación!
Muy alegre los dos partieron hacia la casa del cerdo en donde los esperaba la familia del cerdo para departir la cena juntos.


ANDRES GARRIDO - VICTOR SALAZAR



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