lunes, 21 de abril de 2014

GABO LECTURA: EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA


EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA
(Síntesis)
 El coronel... volvió a abrirse paso, sin mirar a nadie, aturdido por los aplausos y los gritos, y salió a la calle con el gallo bajo el brazo. 
      Todo el pueblo -la gente de abajo- salió a verlo pasar seguido por los niños de la escuela. Un negro gigantesco trepado en una mesa y con una culebra enrollada en el cuello vendía medicinas sin licencia en una esquina de la plaza. De regreso del puerto un grupo numeroso se había detenido a escuchar su pregón. Pero cuando pasó el coronel con el gallo la atención se desplazó hacia él. Nunca había sido tan largo el camino de su casa.
      No se arrepintió. Desde hacía mucho tiempo el pueblo yacía en una especie de sopor, estragado por diez años de historia. Esa tarde -otro viernes sin carta- la gente había despertado. El coronel se acordó de otra época. Se vio a sí mismo con su mujer y su hijo asistiendo bajo el paraguas a un espectáculo que no fue interrumpido a pesar de la lluvia. Se acordó de los dirigentes de su partido, escrupulosamente peinados, abanicándose en el patio de su casa al compás de la música. Revivió casi la dolorosa resonancia del bombo en sus intestinos.
     Cruzó por la calle paralela al río, y también allí encontró la tumultuosa muchedumbre de los remotos domingos electorales. Observaban el descargue del circo. Desde el interior de una tienda una mujer gritó algo relacionado con el gallo. Él siguió absorto hasta su casa, todavía oyendo voces dispersas, como si lo persiguieran los desperdicios de la ovación de la gallera.
      En la puerta se dirigió a los niños.
      -Todos para su casa -dijo-. Al que entre lo saco a correazos.
      Puso la tranca y se dirigió directamente a  la cocina. Su mujer salió asfixiándose del dormitorio.
      -Se lo llevaron a la fuerza -gritó-. Les dije que el gallo no saldría de esta casa mientras yo estuviera viva.
      El coronel amarró el gallo al soporte de la hornilla. Cambió el agua al tarro, perseguido por la voz frenética de la mujer.
      -Dijeron que se lo llevarían por encima de nuestros cadáveres -dijo-. Dijeron que el gallo no era nuestro, sino de todo el pueblo. 
      Sólo cuando terminó con el gallo el coronel se enfrentó al rostro trastornado de su mujer. Descubrió sin asombro que no le producía remordimiento ni compasión. 
      -Hicieron bien -dijo calmadamente. Y luego, registrándose los bolsillos, agregó, con una especie de insondable dulzura-: El gallo no se vende. 
      Ella lo siguió hasta el dormitorio. Lo sintió completamente humano, pero inasible, como si lo estuviera viendo en la pantalla de un cine. El coronel extrajo del ropero un rollo de billetes, lo juntó al que tenía en lo bolsillos, contó el total y lo guardó en el ropero. 
      -Ahí hay veintinueve pesos para devolvérselos a mi compadre Sabas -dijo-. El resto se le paga cuando venga la pensión. 
      -Y si no viene... -preguntó la mujer.
      -Vendrá.
      -Pero si no viene...
      -Pues entonces no se le paga.
      Encontró los zapatos nuevos debajo de la cama. Volvió al armario por la caja de cartón, limpió la suela con un trapo y metió los zapatos en la caja, como los llevó su esposa el domingo en la noche. Ella no se movió.
      -Los zapatos se devuelven -dijo el coronel-. Son trece pesos más para mi compadre. 
     -No los reciben -dijo ella.
      Tienen que recibirlos -replicó el coronel-. Sólo me los he puesto dos veces.
      -Los turcos no entienden de esas cosas -dijo la mujer.
      -Tienen que entender.
      -Y si no entienden...
      -Pues entonces que no entiendan. 
      Se acostaron sin comer. El coronel esperó a que su mujer terminara el rosario para apagar la lámpara. Pero no pudo dormir. Oyó las campanas de la censura cinematográfica, y casi en seguida -tres horas después- el toque de queda. La pedregosa respiración de la mujer se hizo angustiosa con el aire helado de la madrugada. El coronel tenía aún los ojos abiertos cuando ella habló con una voz reposada, conciliatoria. 
      -Estás despierto.
      -Sí.
      -Trata de entrar en razón -dijo la mujer-. Habla mañana con mi compadre Sabas.
       -No viene hasta el lunes.
      -Mejor -dijo la mujer-. Así tendrás tres días para recapacitar.
      -No hay nada que recapacitar -dijo el coronel.
      El viscoso aire de octubre había sido sustituido por una frescura apacible. El coronel volvió a reconocer a diciembre en el horario de los alcaravanes. Cuando dieron las dos, todavía no había podido dormir. Pero sabía que su mujer también estaba despierta. Trató de cambiar de posición en la hamaca.
      -Estás desvelado -dijo la mujer.
      -Sí.
      Ella pensó un momento.
      -No estamos en condiciones de hacer esto -dijo-. Ponte a pensar cuántos son cuatrocientos pesos     juntos. 
      -Ya falta poco para que venga la pensión -dijo el coronel-. 
      -Estás diciendo lo mismo desde hace quince años.
      -Por eso -dijo el coronel-. Ya no puede demorar mucho más. 
      Ella hizo un silencio. Pero cuando volvió a hablar, al coronel le pareció que el tiempo no había transcurrido. 
      -Tengo la impresión de que esa plata no llegará nunca -dijo la mujer.
      -Llegará. 

      -Y si no llega...
      Él no encontró la voz para responder.
 Al primer canto del gallo tropezó con la realidad, pero volvió a hundirse en un sueño denso, seguro, sin remordimientos.
Cuando despertó, ya el sol estaba alto. Su mujer dormía. El coronel repitió metódicamente, con dos horas de retraso, sus movimientos matinales, y esperó a su esposa para desayunar.
Ella se levantó impenetrable. Se dieron los buenos días y se sentaron a desayunar en silencio. El coronel sorbió una taza de café negro acompañada con un pedazo de queso y un pan de dulce. Pasó toda la mañana en la sastrería. A la una volvió a la casa y encontró a su mujer remendando entre las begonias. 
      -Es hora del almuerzo -dijo. 
      -No hay almuerzo -dijo la mujer.
      Él se encogió de hombros. Trató de tapar los portillos de la cerca del patio para evitar que los niños entraran a la cocina. Cuando regresó al corredor, la mesa estaba servida.
      En el curso del almuerzo el coronel comprendió que su esposa se estaba forzando para no llorar. Esa certidumbre lo alarmó. Conocía el carácter de su mujer, naturalmente duro, y endurecido todavía más por cuarenta años de amargura. La muerte de su hijo no le arrancó una lágrima.
      Fijó directamente en sus ojos una mirada de reprobación. Ella se mordió los labios, se secó los párpados con la manga y siguió almorzando. 
      -Eres un desconsiderado -dijo. 
      El coronel no habló. 
      -Eres caprichoso, terco y desconsiderado -repitió ella. Cruzó los cubiertos sobre el plato, pero en seguida rectificó supersticiosamente la posición-. Toda una vida comiendo tierra, para que ahora resulte que merezco menos consideración que un gallo.
      -Es distinto -dijo el coronel.
      -Es lo mismo -replicó la mujer-. Debías darte cuenta de que me estoy muriendo, que esto que tengo no es una enfermedad, sino una agonía. 
       El coronel no habló hasta cuando no terminó de almorzar.
      -Si el doctor me garantiza que vendiendo el gallo se te quita el asma, lo vendo en seguida -dijo-. Pero si no, no.
      Esa tarde llevó el gallo a la gallera. De regreso encontró a su esposa al borde de la crisis. Se paseaba a lo largo del corredor, el cabello suelto a la espalda, los brazos abiertos, buscando el aire por encima del silbido de sus pulmones. Allí estuvo hasta la prima noche. Luego se acostó sin dirigirse a su marido. 
      Masticó oraciones hasta un poco después del toque de queda. Entonces el coronel se dispuso a apagar la lámpara. Pero ella se opuso.
      -No quiero morirme en tinieblas -dijo.
      El coronel dejó la lámpara en el suelo. Empezaba a sentirse agotado. Tenía deseos de olvidarse de todo, de dormir de un tirón cuarenta y cuatro días y despertar el veinte de enero a las tres de la tarde, en la gallera y en el momento exacto de soltar el gallo.
 Pero se sabía amenazado por la vigilia de la mujer. 
      -Es la misma historia de siempre -comenzó ella un momento después-. Nosotros ponemos el hambre para que coman los otros. Es la misma historia desde hace cuarenta años. 
      El coronel guardó silencio hasta cuando su esposa hizo una pausa para preguntarle si estaba despierto. Él respondió que sí. La mujer continuó en un tono liso, fluyente, implacable. 
      -Todo el mundo ganará con el gallo, menos nosotros. Somos los únicos que no tenemos ni un centavo para apostar.
      -El dueño del gallo tiene derecho a un veinte por ciento. 
      -También tenías derecho a tu pensión de veterano después de exponer el pellejo en la guerra civil. Ahora todo el mundo tiene su vida asegurada, y tú estás muerto de hambre, completamente solo.
      -No estoy solo -dijo el coronel.
      Trató de explicar algo, pero lo venció el sueño. Ella siguió hablando sordamente hasta cuando se dio cuenta de que su esposo dormía. Entonces salió del mosquitero y se paseó por la sala en tinieblas. Allí siguió hablando. El coronel la llamó en la madrugada. 

     Ella apareció en la puerta, espectral, iluminada desde abajo por la lámpara casi extinguida. La apagó antes de entrar al mosquitero. Pero siguió hablando. 
      -Vamos a hacer una cosa -la interrumpió el coronel.
      -Lo único que se puede hacer es vender el gallo -dijo la mujer. 
     -También se puede vender el reloj. 
      -No lo compran. 
      -Mañana trataré de que Álvaro me dé los cuarenta pesos.
      -No te los da.
      -Entonces se vende el cuadro.
      Cuando la mujer volvió a hablar estaba otra vez fuera del mosquitero. El coronel percibió su respiración impregnada de hierbas medicinales.
       -No lo compran -dijo.
      -Ya veremos -dijo el coronel suavemente, sin un rastro de alteración en la voz-.
Ahora duérmete. Si mañana no se puede vender nada, se pensará en otra cosa. 
      Trató de tener los ojos abiertos, pero lo quebrantó el sueño. Cayó hasta el fondo de una substancia sin tiempo y sin espacio, donde las palabras de su mujer tenían un significado diferente. Pero un instante después se sintió sacudido por el hombro.
      -Contéstame.
      El coronel no supo si había oído esa palabra antes o después del sueño. Estaba amaneciendo. La ventana se recortaba en la claridad verde del domingo. Pensó que tenía fiebre. Le ardían los ojos y tuvo que hacer un gran esfuerzo para recobrar la lucidez.
      -Qué se puede hacer si no se puede vender nada -repitió la mujer. 
      -Entonces ya será veinte de enero -dijo el coronel, perfectamente consciente-. El veinte por ciento lo pagan esa misma tarde.
       -Si el gallo gana -dijo la mujer-. Pero si pierde. No se te ha ocurrido que el gallo puede perder. 
      -Es un gallo que no puede perder.
      -Pero suponte que pierda.
      -Todavía faltan cuarenta y cinco días para empezar a pensar en eso -dijo el coronel.
      La mujer se desesperó. 
      -Y mientras tanto qué comemos -preguntó, y agarró al coronel por el cuello de la franela. Lo sacudió con energía-. Dime, qué comemos.
      El coronel necesitó setenta y cinco años -los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto- para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder:
      -Mierda.
(GABRIEL GARCIA MARQUEZ)
ACTIVIDAD
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martes, 8 de abril de 2014

La vida es bella la vida es triste pero aunque bella y tiste el amor existe.

Qué lindo es estar a tu lado pero más bello es amanecer contigo al lado.

Tus ojos son dos luceros que brillan en la oscuridad alumbrando mi sendero que

está lejos de mi oscuridad.

El amor es lo más bello que ha de poder ser pero no sé si algún día te lo diré

siento que siempre te amare aunque estemos lejos siempre te soñare.

EINER SANTIAGO

QUE BELLO ES EL AMOR

Tan lindo es el amor

Como el bello amanecer

En los brazos de mi amor

Me lleno de placer.

Nos rodean miles rosas

Nos deleitan con su olor

A su lado nada es frio

Pues me llenas de calor

Si llegaras a faltar

Me moriría de tristeza

Pues tus labios son mi refugio

Y tus brazos mi fortaleza

Es por eso que lo cuido

Como una copa de cristal

Es que este amor es tan puro

Como el agua de un manantial.

KAREN SOLORZANO

lunes, 7 de abril de 2014

El amor es la pasión
Que cada uno posee
Quiero decirte lo que
Siento aunque no se
Si podre.
Tus ojos son dos luceros
Que brillan en la oscuridad
Alumbrando mi sendero
Que esta lejos de donde tú estás
Esa boca tan hermosa
Que a mi me hace temblar
Solo sueño con algun dia
Poderlos besar

DANIELA CORREA
Ese dia la vaca flor le comento a su amiga la gallina

-Lina estoy cansada que me ordeñen todo los dias.

-uff,Flora yo estoy igual que tu agotada de poner y poner huevos.

Ambas se miraron y a carcajadas se hercharon a reir.

Al pensar en lo mismo intercambiaron sus oficios

-la vaca Flor pondria huevos y la gallina daria leche.pero Lina le comento a Flor ¡no tengo

Y soy muy pequeña ; y ami me pisa un gallo.

Flor al escuchar las palabras de Lina salto a carcajadas ¡ja ja ja!

Y pues tu que crees,soy grande,pesada y tengo cuatro patas y a my me pisa

En ese instante surgio la presencia del grangero que al escucharlos quedo muy sorprendido.

-que hacen juntas mis queridas y coquetas productoras,ellas responden a la vez

-¡aburridas de lamisma rutina!

El grangero se preocupoy decidio darles unos dias de descanso.

Hablo con lavaca y la gallina,ellas entusiasmadas y contentas, se tomaron unas buenas

Pasaron los dias,la vaca y la gallina se aburrieron de no hacer nada y decidieron

MORALEJA. Uno siempre de aceptarce como es ,y nunca tratar de imitar las cualidades y

formas de ser de otras personas

Castro Atencia Jesus Andres

LA VACA FLOR Y LA GALLINA LINA (Taller colectivo)



Habia llegado la primavera.
Ese dia la vaca flor le comento a su amiga la gallina
-Lina estoy cansada que me ordeñen todo los dias.
-uff,Flora yo estoy igual que tu agotada de poner y poner huevos.
Ambas se miraron y a carcajadas se hercharon a reir.
Al pensar en lo mismo intercambiaron sus oficios
-la vaca Flor pondria huevos y la gallina daria leche.pero Lina le comento a Flor ¡no tengo tetas!
Y soy muy pequeña ; y ami me pisa un gallo.
Flor al escuchar las palabras de Lina salto a carcajadas ¡ja ja ja!
Y pues tu que crees,soy grande,pesada y tengo cuatro patas y a my me pisa
un semental.
En ese instante surgio la presencia del grangero que al escucharlos  quedo muy sorprendido.
Diciendoles.
-que hacen juntas mis queridas y coquetas productoras,ellas responden a la vez
-¡aburridas de lamisma rutina!
El grangero se preocupoy decidio darles unos dias de descanso.
Hablo con lavaca y la gallina,ellas entusiasmadas y contentas, se tomaron unas buenas vacaciones.
Pasaron los dias,la vaca y la gallina se aburrieron de no hacer nada y decidieron
volver a sus hobligaciones.

MORALEJA. Uno siempre de aceptarce como es ,y nunca tratar de imitar las cualidades y formas de ser de otras personas

INTEGRANTES:
Castro Atencia Jesus Andres
Fernandez Olga Teresa
Jaraba M. Angelica Maria
Muños Alandete Carmen

III SEM.ACADEMICOS.G. I

LA VACA FLOR Y LA GALLINA LINA (Taller colectivo)



Habia llegado la primavera.

Ese dia la vaca flor le comento a su amiga la gallina

-Lina estoy cansada que me ordeñen todo los dias.

-uff,Flora yo estoy igual que tu agotada de poner y poner huevos.

Ambas se miraron y a carcajadas se hercharon a reir.

Al pensar en lo mismo intercambiaron sus oficios

-la vaca Flor pondria huevos y la gallina daria leche.pero Lina le comento a Flor ¡no tengo

Y soy muy pequeña ; y ami me pisa un gallo.

Flor al escuchar las palabras de Lina salto a carcajadas ¡ja ja ja!

Y pues tu que crees,soy grande,pesada y tengo cuatro patas y a my me pisa

En ese instante surgio la presencia del grangero que al escucharlos quedo muy sorprendido.

-que hacen juntas mis queridas y coquetas productoras,ellas responden a la vez

-¡aburridas de lamisma rutina!

El grangero se preocupoy decidio darles unos dias de descanso.

Hablo con lavaca y la gallina,ellas entusiasmadas y contentas, se tomaron unas buenas

Pasaron los dias,la vaca y la gallina se aburrieron de no hacer nada y decidieron

volver a sus hobligaciones.

MORALEJA. Uno siempre de aceptarce como es ,y nunca tratar de imitar las cualidades y

formas de ser de otras personas

Castro Atencia Jesus Andres

III SEM.ACADEMICOS.G. I

FABULA



En un verano muy cálido,  estaba el lobo paseando por el bosque en busca de comida, cuando de repente ve a un venado tomando agua en un lago y lo persigue hasta cazarlo.

El lobo satisfecho de haber atrapado al venado empieza a devorarlo sin compasión alguna, cuando de repente observa una hilera de hormiga llevándose los restos de comida que el dejaba caer.

El lobo mirándolas detenidamente, le causo curiosidad al ver que las hormigas en lugar de comerse las sobras, se las llevaban;  y este se preguntó.

¿A dónde irán las hormigas con esa comida?

Para salir de duda el lobo decidió seguirlas y se encontró con que las hormigas almacenaban la comida en el hormiguero;  y él les pregunto.

¿Por qué cargan el alimento desde tan lejos y en lugar de comérselo haya, lo guardan?

Y una de ellas les respondió:

Nosotras las hormigas en el verano comemos lo necesario,  y además almacenamos el alimento para cuando llegue el invierno; pues en esta época del año la comida es muy escasa.

El lobo de forma burlesca les dijo:

¡Están locas ¡ coman ahora hasta saciarse, para el invierno habrá más comida.

Al llegar el invierno, el lobo muy hambriento, salió de caza, pero no pudo conseguir alimento. Acordándose de que las hormigas tenían comida en abundancia, salió en busca de ellas.

Cansado y moribundo; llego hasta el hormiguero y les dijo:

¿ Serian tan amables de brindarme un poco de su comida?



Ellas respondieron:

“ Ahora que estas necesitado estas en busca de nuestra comida, y cuando la recojiamos te burlabas de nosotras”: las hormigas le brindaron un poco de su comida, pero no fue lo sufiente para que el lobo se saciara por completo.

A los pocos dias, el lobo murio del hambre. Y al enterarse de esto, las hormigas dijeron:

Razón tenía el lobo, ahora si tenemos mucha comida para el invierno.




INTEGRANTES
-MERLIS SUAREZ
-CRISTINA ORTEGA
-CARMELO RUIZ
-EDER RAMOS
III SEMESTRE-ACADEMICO
GRUPO:I

LA FAMILIA DE PUERCO ESPINES (Taller colectivo)



En un pueblo cerca al bosque vivía una familia de puerco espines. El padre era muy trabajador y todos los días salía al bosque a buscar algo de comer para sostener a su familia. Tenía dos días sin conseguir nada y esto lo tenía muy preocupado. Una mañana antes de salir tubo una brillante idea, le dijo a su mujer e hijo:
-hoy quiero que me acompañen al bosque porque estoy seguro que entre todos encontraremos muchos alimentos. La mujer respondió:
-¡claro que si mi amorcito cuenta con nosotros!
-¿papaíto pero en que traeremos los alimentos?; porque si encontramos muchos no vamos a poder con ellos. Pregunto el hijo.
-Mijito por eso no te preocupes porque hoy llevaremos el asno. Respondió el padre.

La familia de puerco espines salió al bosque y en unas cuantas horas encontraron muchos alimentos de muchas clases. El padre puerco espín dijo:
-con esto ya es suficiente regresemos a casa.
Cuando la familia de puerco espines estaban entrando al pueblo escucharon que un grupo de gallinas decían:
-Mira como es de despiadado ese hijo, su padre esta viejo y cansado. El debería ser quien monte el asno. así es, replico otra gallina, él está nuevo y puede caminar.
la familia de puerco espines ante la situación decidieron bajar al chico, y el padre subió al asno. Más adelante cuando estaban atravesando el pueblo escucharon un grupo de ovejas comentar:
-¡Dios mío! como es de despiadado ese hombre, no tiene compasión con su mujer, parece que no la quisiera. Si, es cierto replicaban todas a la vez.
la familia de puerco espines, antes la situación decidieron bajar al padre, y se montó la mujer y siguieron caminando. Cuando ya estaban llegando a su casa escucharon el comentario de unos asnos que decían:
-¡qué familia tan despiadada nuestro amigo es quien trae la carga y a pesar de eso la mujer viene montada, pobrecito de él debe venir muy cansado.

MORALEJA:
Hagas lo que hagas siempre alguien te va a estar criticando. Haz lo que crees correcto  sin estar dudando.

JESUS DAVID ALVAREZ SAEZ
JESUS DAVIDI DOMINGUEZ ACOSTA
ELKIN JOSE DOMINGUEZ DOMINGUEZ
KAREN MARGARITA RAMIREZ MERCADO




EL DILEMA EN LA GRANJA



Estando en el establo el burro Martín renegaba por el duro trabajo de

todos los días. – Estoy aburrido de que siempre sea yo el del trabajo

pesado -. La gallina que lo escuchaba desde su nido decía: - estoy

harta de poner huevos porque el señor granjero siempre llega a mi

nido - , el gallo que la escuchaba reprochó: - cierra el pico, ¿acaso no

sabes lo que pasa con las gallinas que no ponen? El burro rebuznó

-- «hi-aaa, hi-aaa»… muy cierto gallina tenemos trabajos muy duros y

miserables y no se a que se refiere el señor gallo –. En plena plática

muge la vaca – muuuuu… si de trabajo pesado se trata yo de eso sé

mucho, pues con el canto de mi amigo el gallo madrugo a que me

ordeñen y eso si es trabajo duro; ah señor burro y las gallinas que no

ponen el granjero se las come… -

La gallina al escuchar al escuchar lo que había dicho la vaca se

asustó; cacareaba, cacareaba y cacareaba formando un gran alboroto

en la granja; El señor conejo que observaba la situación sin hablar,

de un salto entró a la escena. – calma gallina!! – y le dio un pequeño

golpe, asombrados los animales guardaron silencio, y señor conejo

aprovechó para darles un concejo:

- Todos debemos estar agradecidos con la vida y las capacidades que

 Never Garid Martínez Almanza

Ludys del Cristo Martínez Almanza

María Jesús Álvarez Romero

Margarita Rosa Franco Ruiz

Gloria Estela Borja Marsiglia

Yiceth Adriana Álvarez Arrieta

LA GRANJA

En una granja rodeada de muchos animales, vivía doña gallina con su polluelo.

Una mañana decidieron salir de paseo por el campo en busca de alimentos

Cuando apareció don conejo y le dijo ¿cómo está usted doña gallina?

Muy bien don conejo ¿Qué hace usted por el campo tan lejos de la granja?

Ando en busca de alimento para mis hijos.

Tenga usted mucho cuidado por ahí anda una zorra muy hambrienta,

No se preocupe don conejo tendré mucho cuidado.

Que tenga tenga un feliz día se despide don conejo.

Al regresar doña gallina se entretuvo mirando la hermosura del campo

Mientras que en unos matorrales la hambrienta zorra se saboreaba y

Se imaginaba un sancocho de gallina muy delicioso, ya estaba lista para atacar

A la gallina, cuando de pronto se apareció un del señor burro y le dice

Alto hay deténgase ni se le ocurra hacerle daño a doña gallina porque se la vera con migo

El burro la grito tan fuerte que la zorra se asustó tanto que salió corriendo despavorida

Y jamás regreso a la granja, doña gallina agradeció al burro por haber salvado su vida

Y regresaron felices a la granja fin


MAOLYS INES AVILES RODRIGUEZ


El Conejo, El Burro y El Gallina


Era se una vez en un pueblo muy lindo había una familia que estaba conformada por cinco persona los dos papas y sus tres hijos ellos tenían varios animales los cuales cuidaban como si fueran también su familia , sus tres hijos juan , maría , y José tenían tres animales preferidos los cuales eran el conejo , el burro y la gallina . Juan quería mucho a la gallina porque decía que ella lo alimentaba todo los días  dándole a desayunar sus ricos huevos y también decía que ella era su mejor amiga porque cuando él hacia una travesura ella nunca lo delataba con sus papas, mientras que maría cuidaba mucho al conejo porque ella decía que él era el más chiquito de todos  los animales y el más bonita porque tenía su piel de color blanco y sus ojos de color azul. Y José que era el mayor de los tres hermanos decía que el burro era su mejor amigo porque lo trasportaba a todas partes y nunca se quejaba de  el  ni tampoco decía las maldades que el cometía
Un día el burro, El conejo y la gallina le quisieron dar una regalo a los tres niños por lo bien que los trataban, entonces el conejo dijo yo creo que el mejor regalo que les podemos dar es un bello paseo por los lugares de la naturaleza que ellos nunca han visto el burro y la gallina  estuvieron de acuerdo y comenzaron aplanear todo. El gran día del regalo llego los animales estaban muy  nerviosos porque no sabían si todo les iba a salir bien, bueno llego la hora de entregar el regalo dijo el burro y salieron a buscar a los niños entonces la gallina dijo niños es hora de entregarles su regalo y los niños muy contentos salieron a tras de los animales y estaban muy feliz cuando se dieron cuenta que el regalo era un gran paseo por la naturaleza y la pasaron súper bien y pasaron juntos con sus animales el resto de la noche muy feliz.
DE: Manuel José Argumedo Berrio

LA HERMANDAD


En la granja de Don Luis se celebra todos los años el día de

la hermandad, ese día todos los animalitos se reúnen para

El Burro salió esa mañana dispuesto a organizar el festín, en

el camino se encontró con el Sr Conejo al que le pregunto:

¿Qué planes tienes para la fiesta de este año conejo?,

el conejo que era un poco distraído había olvidado la

celebración y solo pudo contestar, - mi trabajo no me ha

permitido sacar tiempo para reunirme con ustedes a planearlo

todo, pero hay que buscar urgente a la Señora Gallina quien

es la experta en celebraciones.

Así fue se dirigieron a la casa de Lupita la Gallina pero

no la encontraron, tampoco en el colegio, ni en la iglesia

y nadie sabía nada de ella, empezaron a preocuparse ya

que se estaba haciendo tarde y no habían preparado nada

de la fiesta. Caminando los dos animalitos por la plaza del

pueblo notaron que algo pasaba en el salón comunal y se

acercaron a preguntar dándose cuenta que la señora gallina

se encontraba reunida con el Perro, el León, el Ratón, y otros

animalitos para darle la sorpresa al Burrito y a Conejo, ya

Partieron todos a la granja de Don Luis donde comieron,

bebieron y bailaron toda la noche celebrando el día de la

Katiana Salgado Camaño

ME ENAMORE

No se cómo paso, ni como sucedió

Lo único que se es k de ti me enamore

Con tu alegría me enseñaste

A ver la vida de otra manera,

No con los ojos sino con el corazón;

Sencillamente eres como el viento

Que transporta sentimiento,

Dulce como la miel,

Tierno como la luna y

Bello como el sol

Que está lleno d amor.

MALVIS ARRIETA


Un jardín lleno de margaritas es

Para ti mi divina sonrisa que

Soledad viviría si no estuvieras

En mis mañanitas junto a ti mi lindo

Princesito.

Mirar al cielo es verte en las estrellas

Porque mi corazón te robaste mi dulce doncello

Maldito oro maldito mar

Maldito es el dueño de

Todo mi amar

ROSA ANGELICA MENDOZA ESCOBAR

EL CUIDADO DEL AMOR.


El amor de una persona

es difícil de cultivar

por mucho que luchas por ella

de tus brazos se puede escapar.

Con detalles y regalos

La puedes conquistar

Pero si su amor nocuidas

te puede olvidar.

El amor es muy hermoso

Si lo sabes cuidar

Es un sueño del cual

Nunca quisieras despertar.

Si en los ojos brilla el amor

Y en los labios felicidad

En el corazón del ser

Amado nunca habrá necesidad.

Con alguien especial

te puedes entender

 pero el verdadero amor

un día te puede sorprender.


MARIA MONICA HERNANDEZ

MI LÁPIZ



Usa ropa de madera

Cuello fuerte de latón

Sombrero de goma

Mi lápiz con borrador

Lleva bajo su vestido

La punta negra de un pie

Cuando yo dibujo rápido

Mi lápiz baila ballet

Si hago las letras muy feas

Invierte su posición

Entonces baila de cabeza

Mi lápiz con borrador

LINA MARIA ARRIETA

POESIA SOÑE CONTIGO



Anoche soñé contigo soñaba mientras dormía que yo besaba tus labios y llorando

te decía no te vayas mi adorada no te vayas vida mía porque yo te quiero mucho

Yo soñé pensando que res mía porque yo te quiero y sin ti me moriría con solo

pensar en ti se me caen las lágrimas y te quiero con todo mi corazón.

y sin ti me moriría.

KARINA GARCIA 

LA AMISTAD


En todo nuestro diario vivir

Encontramos buenos y malos días

Y en la soledad de la lejanía

Escucho a todos reír.

Ante tanta felicidad

De no escuchar ninguna agonía

Pienso que la amistad

Siempre vencerá a la hipocresía.

Por eso hay que entender

Que si ayudamos con agrado

El día menos esperado

Veremos ese fruto florecer.

Pero en cualquier amanecer

Cuando creamos ser amados

Puede inesperado algo suceder

Y en un minuto ser odiado.

Sin embargo, no se está derrotado

Puesto que tenemos a nuestro lado

Aquel ser leal y sincero

Para quien nosotros estamos primero.

Si, ese ser es el amigo

Que aunque no se le agradezca

Por hacer que la confianza prevalezca

Siempre estará contigo.

Al final de esta poesía

A los que están conmigo

Les doy gracias por su lealtad

Y por ser mis verdaderos amigos.


LUIS GABRIEL AGUAS HERNÁNDEZ