jueves, 13 de agosto de 2015

MI CONTENDOR: “LAS COMPETENCIAS DEL SIGLO XXI”.


A lo largo del tiempo la educación se ha tenido que enfrentar a varios retos, siendo  el principal reto, cumplir y llevar a cabo un buen proceso de enseñanza aprendizaje, con el fin de mejorar las necesidades de la sociedad  en sus variados contextos educativos, para ello, tendrá que tener en cuenta algunas pedagogías que coexistan dentro de ciertos paradigmas en el campo disciplinario de la pedagogía, al igual que se adapta a los estilos de aprendizajes que cada persona utiliza para aprender. En este sentido tiene cabida el enfoque Socioformativo, puesto que es capaz de interpretar los contextos para dar resolución a los problemas mediante la colaboración, el proyecto ético de vida, la gestión del conocimiento y el emprendimiento.

Si partimos del hecho de que, “Educar es hacer operante una filosofía”, entenderíamos que los modelos pedagógicos, enfoques o tendencias pedagógicas, expresan una concepción acerca de la educación frente al momento histórico en el cual se definen las necesidades educativas de la sociedad, contemplan una serie de aspectos conceptuales, didácticos y metodológicos para el proceso de enseñanza  aprendizaje, entendiendo al ser humano físico, biológico, psíquico, cultural, social, histórico, que aprende desde donde esté, que toma conocimientos y conciencia al mismo tiempo de su identidad compleja y de su identidad común y la irradia a todos los demás humanos que lo rodean, ahí cobra vida una institucionalidad como la Escuela, puesto que, lograr que los estudiantes por su paso tengan una experiencia de aprendizaje que los conduzca a tomar conciencia de su actuar, a desarrollar las competencias genéricas y específicas de acuerdo con su contexto actual es un gran reto enorme, máximo  cuando hay que poner a tono los procesos curriculares. Por ello, cobra vida el currículo por competencias, el cual es un proceso humano y una actividad cultural, por lo tanto es algo vivo, en continua organización, en el sentido de que se da con base en una estructura dinámica e interna, que en este caso son los propósitos de formación con base en las competencias. En ese sentido, es muy relevante los argumentos que se presentan desde la socioformación, donde se aborda la gestión del currículo por competencias como una contribución para elevar la calidad de los procesos educativos desde las instituciones.

Sin embargo, existen ciertas discrepancias frente al verdadero papel que cumplen las competencias y lo que está en juego alrededor de ellas y para poder comprenderlo un poco es preciso hacer algunos señalamientos: Empecemos por señalar que hay tres elementos implicados en este asunto: 1. La base epistemológica subyacente a la teoría de las competencias; 2. La propuesta pedagógica concreta; 3. El marco social, económico y político en que surge.

En cuanto a la base epistemológica, es presentada como un desarrollo del constructivismo pedagógico de Piaget, Vygotsky y Freinet. Según Nico Hirtt, pedagogo belga, la pedagogía de las competencias nace del “constructivismo filosófico” (también llamado radical o epistemológico o “relativismo”) no del “constructivismo pedagógico”. Para el constructivismo filosófico, la realidad depende de la construcción mental del observador, la cual, a su vez, se basa en las experiencias personales. De manera que para esta perspectiva la ciencia no busca la “verdad”, ni el conocimiento “objetivo”, porque existen tantas verdades como observadores haya. Hirtt nos alerta para no confundir “constructivismo pedagógico” (Piaget, Vigotsky) con “constructivismo epistemológico”. Para Piaget y Vygotsky, la existencia del mundo real u objetivo no estaba cuestionada. La pedagogía debía llevar al estudiante hacia el conocimiento (como fin último de la educación) mediante una serie variada de técnicas en la que el educando es ente activo para que vaya “construyendo” ese conocimiento a partir de experiencias concretas y compresibles para él: “… los conceptos se adquieren más fácilmente y más eficazmente cuando durante el aprendizaje el educando pasa por un proceso de (re)construcción de conocimientos…, por su participación en un proceso hipotético-deductivo”, dice Hirtt. Estas dos posturas, genera un gran debate epistemológico: el positivismo con toda su carga de “objetividad” al servicio de intereses concretos, y el  pedagógico, que es el interesante, dándole valor a la capacidad del docente de desarrollar “programas analíticos por competencias”, para transmitir conocimientos.

En todo caso, la pedagogía de las competencias la podemos resumir en tres pilares: saber ser (comportamiento), saber hacer (habilidades) y saberes (conocimientos). Dividen las competencias en tres niveles según las capacidades que se entregan al educando: Básicas (efectividad personal), genéricas (mayor empleabilidad) y específicas (dominio funcional de un área).

Frente a estos conceptos cada vez es claro que debemos ir desarrollando posturas de un verdadero cambio de paradigma. La socioformación propone un profesorado con mayor reflexión y una profunda concepción acerca de la relevancia de su labor como facilitador del aprendizaje y promotor de emprendimiento; una actitud consciente de la necesidad de incidir en los individuos para que estos, a su vez, se interesen en resolver, con pertinencia y de manera colaborativa, las problemáticas del contexto económico, social y político. Esto sí puede marcar diferencia; más que los procesos de reestructura curricular que se realizan en forma periódica sin generar cambios relevantes.

De hecho las seis competencias propuestas desde este marco de la socioformación es bastante interesante y retador: el Proyecto ético de vida, el emprendimiento, trabajo colaborativo, gestión del conocimiento, desarrollo sustentable y la comunicación bilingüe, lo que faltaría en última instancia es encontrar el maestro ideal: que sea dinámico, activo e innovador, creativo, que enseñe a controlar emociones, que genere siempre mentalidad positiva para que la actitud ante las diversas situaciones de la vida sea la mejor, que sea un maestro del siglo XXI y su contendor no sean los estudiantes.



ABRAHAM MIGUEL CORREA PALENCIA


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