viernes, 1 de agosto de 2014

LA BERENJENA ORGULLOSA.


Una vez en una huerta las pequeñas hortalizas empezaban a crecer, la lluvia suave y el

roció matinal, las hicieron brotar fuertes y sanas.

Las pequeñas plántulas empezaron a conocer el mundo:

Qué bonito- decían las Zanahorias, a las Remolachas y las Coles, les parecía la tierra

suave y confortable.

Zanahorias ¿cómo están? Dijo la Col.-muy bien creciendo a prisa.

Las plantas de habichuelas necesitaban de ayuda, puesto que son muy largas y

delicadas: - ¡Auxilio, auxilio! –gritaban. – Que pasa? Preguntó la remolacha: No puedo

estar de pie. – Dijo muy triste.

De repente apareció un conejo que era dueño de la huerta, -que sucede dijo-

-No puedo estar de píe,- el conejo dijo no te preocupes, yo te soluciono el problema; el

conejo clavó una estaca al lado de la planta y esta trepó por ella.

Al otro lado de la huerta el conejo consentía a otras plantas: las berenjenas, estas

también crecieron al mismo ritmo que las otras, pero por estar lejos del suelo fueron

orgullosas.

Las planticas saludaban a diario a las berenjenas y estas de forma despectiva

contestaban –Hola.

El conejo que se daba cuenta de la actitud de las berenjenas recriminaba su actuar –

Todas son especiales decía- son familia.

-No somos iguales, ellas crecen en la tierra y eso es asqueroso y sucio!

El conejo furioso les dijo:- ¡Tú en algún momento también saliste de la tierra, no tienes

que ser así!

Llegado el momento de la cosecha, el conejo fue recogiendo su siembra-Vámonos

Zanahorias, ya es tiempo de salir, -las lavaré y estarán mejor.

-Muchas gracias dijeron muy contentas. Y así poco a poco terminó de recoger las demás

hortalizas; ya limpias y en una mesa se abrazaron por primera vez.

La cosecha de las berenjenas fue muy diferente, el conejo recogió y limpio y al colocarlas

junto a las otras, estas le dijeron ustedes son de la tierra ¡¿Qué hacen aquí?¡. -Vamos

a ser repartidas. Dijo la Col, sus hojas brillaban y tenían un hermoso color verde, las

Zanahorias, Habichuelas y Remolachas lucían sus hermosos colores y frescor. Al

despedirse unas con las otras fueron repartidas, muy contentas se fueron; al ver esto las

Berenjenas indignadas preguntaron: ¿Por qué no nos marchamos también? – Estamos al

sol- dijeron – nos vamos a dañar-.

El conejo dijo:-A ustedes no las sembré para ser repartidas, ustedes son semillas.

Ellas muy tristes pensaron en sus compañeras y dijeron: -Que suerte tienen ustedes no

tendrán que ser secadas al sol.

-No se preocupen, dijeron todas las hortalizas en coro, -Servirás de semilla y madre para

otras como tú.

Las Berenjenas bajaron su cabeza, guardaron silencio un momento y luego dijeron: -Les

pedimos perdón por ser tan groseras, lástima que no quisimos compartir su compañía y

amistad, -Que tengan mucha suerte!.

Luego de esta despedida se sintieron mejor pero no satisfechas de su existencia en el

mundo, es por eso que:

“El orgullo y la belleza no sirven de nada sino conoces el propósito de tu vida”

RAQUEL ESTHER MARTINEZ BALDOVINO.III A-2

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