Cierto
día estaba un gusanito balanceándose felizmente sobre la verde hoja de un gran
arbusto, siempre había querido saber que
se sentiría llegar hasta la cúspide del árbol, pero nunca se había atrevido a
pasar del tallo.
Una
mañana el gusanito se decidió a subir, aunque sabía que le tomaría mucho tiempo
llegar a la cúspide. Se preparó para emprender su viaje hasta lo alto.
¿Qué
haces?, le preguntó un pajarito.
-voy
a subir hasta la cúspide del árbol; respondió el gusanito muy contento.
¡Estás
loco! nunca lo lograrás. Repicó el pajarito.
Al
escuchar esto, el gusanito se puso triste, pero decidió no hacerle caso al
pajarito; pues estaba seguro de que si lo lograría.
El
primer día sólo logró subir unos cuantos metros. El segundo día se encuentra
con una hormiguita, quien le pregunta: ¿a dónde piensas ir gusanito? con aire
suspicaz
-
a la cúspide del árbol. Contestó el gusanito.
-
jajaja, nunca lo lograrás, le ha dicho la hormiguita.
El
gusanito se puso triste al escuchar las palabras de la hormiguita y pensó que
en verdad no lo lograría, y aún así siguió intentando.
Subiendo
lentamente, pasaron tres, cuatro, cinco, seis y siete días. Hasta que el
gusanito se dio cuenta que ya no tenía más hacia donde caminar y sólo hasta
entonces, vio que había llegado a la cúspide del árbol. En ese momento, el
gusanito se puso muy alegre, tanto que comenzó a gritar: ¡lo logré… lo logré…!
MORALEJA: “no
importa cuántos te digan que no puedes cumplir tus sueños; por
más
difícil que los veas lo mejor es intentarlo y nunca rendirse.”
Erika Paola Acosta Atencia y Jesús Enrique Casas Sehuane
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