Era
una vez un campesino que tenía dos asnos, uno de ellos era orgulloso y
prepotente su amo lo cuidaba mucho y casi no le colocaba trabajo, mientras que
el otro era humilde, positivo y sobre todo muy trabajador, ya que su dueño le
colocaba todo el trabajo pesado a él y lo maltrataba.
Un
día el amo decidió ir al pueblo a comprar algunas cosas que le faltaban y para
su ayuda se llevó a los dos asnos, al asno orgulloso le puso un par de esponjas
y al humilde le puso dos bultos de sal, al venir de regreso el asno orgulloso
humillaba al otro porque su paso era muy lento en el transcurso del camino.
Un
fuerte aguacero comenzó a caer y para su sorpresa el río había crecido
rápidamente, el campesino busco el puente pero la corriente se lo había
llevado, sin otra opción obligo a los asnos a lanzarse al río el asno humilde
pudo cruzar rápidamente y que los bultos de sal se habían disipado en el agua,
mientras que el orgulloso se un día al gran peso que había adquirido las
esponjas y desesperado le pidió ayudad a su compañero.
MORALEJA
No critiques ni humilles a nadie, tal vez esa persona sea la única
que te pueda ayudar cuando estés en un problema.
LISBETH SILVA DOMINGUEZ.
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