Un cachorro alegre y
juguetón se acercó a un zorrito porque se sentía solo y no tenía amigos con
quien jugar; le suplicó que jugara con él. Así lo hiso el pequeño zorrito; le
dijo: -¡Vamos a realizar una pequeña carrera; el primero que llegue a aquel
árbol junto al rio, gana!
Dijo el zorrito:
-¡Está bien!
Se realizó la carrera
y el zorrito ganó; él muy alegre festejaba su victoria. El cachorro al verse
derrotado se sintió muy triste y le dijo que corrieran otra vez.
Nuevamente corrieron
y el zorrito volvió a ganar. El cachorro con mucha rabia le pidió que volvieran
a competir una vez más; el zorrito contestó: -¡No amigo, ya estoy muy cansado!
El zorrito se dirigió
al rio a tomar un poco de agua y el cachorro se acercó a donde estaba el
zorrito y lo miraba con mucho desprecio y en su enojo lo arrojó al río.
El pequeño zorrito
salió del agua, se acercó al cachorrito y le preguntó: -¿Por qué hiciste eso?
El cachorrito le
contestó: -¡Estoy muy enojado porque perdí, yo quería ganar!
El zorrito le
contestó: -¡No siempre se gana, avece se pierde; hay que saber perder y ganar!
El cachorro sintió
mal por lo que hizo y le pidió disculpas al zorrito; desde entonces son buenos
amigos y siempre juegan juntos.
Moraleja: “Hay que saber perder y saber ganar, no podemos
perder la paciencia porque podemos hacer cosas de las que después nos vamos a
arrepentir”
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