Era un día de invierno donde la brisa azotaba
demasiado fuerte y hacía demasiado frío, Carlos un niño muy travieso se pasaba
encerrado en su cuarto pensando qué hacer en esta época. Pero como era de
costumbre, tenía que ayudar a su padre recogiendo la leña.
Un día a este niño travieso se le ocurrió una
gran idea, ir al estanque que estaba en medio del bosque, como estaba congelado
podía patinar sobre él.
Una mañana en vez de ayudar a su padre, decide
divertirse en aquel estanque; patinaba incansablemente, cuando de repente el
hielo se abrió.
Carlos muy asustado va corriendo a su casa y le
pide perdón a sus padres por desobedecerlos y aprendió que debía colaborar y
hacerle caso a sus padres.
LISBETH PEREZ
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